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    ''Chicharito'', ¿es un jugador salvaje?

    Javier Hernández ha llamado la atención del mundo del fútbol con sus goles en la última semana, pero ahora viene lo más complicado, superar lo que ha hecho.

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    Javier Hernández festeja uno de sus goles ante el Celta.

    Imagen Getty Images
    Javier Hernández festeja uno de sus goles ante el Celta.

    Por Omar Carrillo H.

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    A Iván Zamorano, poderoso y correoso como era -no por nada le llamaban Bam Bam-, un buen día del 94, el director técnico recién llegado al Real Madrid, Jorge Valdano "referencia futbolística allá donde se para el argentino y ni decir del equipo Merengue donde jugó-  le dijo claramente y sin ningún tipo de eufemismos, “eres el quinto extranjero (en una época en lo que eso contaba de algo) y tienes pocas chances de jugar”. O sea era la banca, de la banca en un equipo plagado, como siempre ha sido, de estrellas. Luego de eso a entrenar.

    Zamorano siempre ha dicho que corría y entrenaba como un salvaje -por lo tanto a la hora de los juegos era igual-, por lo intenso y serio con lo que se lo tomaba física y mentalmente en cada ocasión. Ese día la práctica era un “partidillo” de nueve contra nueve.

    A Valdano se le hizo fácil entrar a jugar con sus nuevos muchachos. De pronto, le cayó el balón y, ¿adivinen quién fue por él? Iván ha dicho desde entonces que lo hizo sin querer, que no se pudo detener. Lo trabó con exceso de fuerza y el técnico voló por los cielos. Tirados en el césped por la jugada, Valdano buscó el rostro del chileno y le preguntó, “¿siempre entrenas así o sólo cuando odias a tu entrenador?”.

    El delantero chileno se levantó -literal y metafóricamente- ese día para pelear por un puesto en el equipo cuando sólo llegar el entrenador ya lo había dado por muerto, y enterrado. Venía de dos malas campañas y no sólo se quedó con la titularidad en el cuadro Merengue, fue el Pichichi de la temporada 94-95. Y anotó un importantísimo gol del título ante el Deportivo La Coruña.

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    Javier Hernández llegó al inicio de este torneo y se hizo pronto del mismo estigma que Zamorano. Ser la banca, de la banca. Se hizo sentir a su llegada en un par de juegos con un par de anotaciones y la prensa, y la afición lo estigmatizaron. Lo señalaron como protagonista de ocasión e incluso hubo quien le llamó a entender su rol en el equipo para funcionar y ser feliz. Así las jerarquías en el conjunto merengue.

    Luego de un buen comienzo, apenas se supo de él hasta que Benzema y Bale se lesionaron al mismo tiempo. Y tras pedir, casi suplicar, una oportunidad de jugar por fin ésta llegó. Dos enormes juegos -el de Champions League ante Atlético de Madrid y frente al Celta en la Liga- y tres goles le han sacado del ostracismo en el que vivía.

    No ha faltado quien dé explicaciones sobre su gran momento basándose en estudios sobre el cerebro -queriendo explicar todo en su resistencia mental-, o los que ven en el amor y a su nueva novia, Lucía Villalón, a un “Chicharito” recargado.

    A la exigente grada y a la aún más exigente prensa blanca, les ha agradado lo que han visto de él. Descubrieron que había un jugador de posibilidades y recursos donde pensaban que sólo había un goleador puntual limitado técnicamente, eso sí simpático, trabajador y esencialmente optimista. Y entonces Ancelotti y sus frases.

    “Si ‘Chicharito’ está así es innegociable como Cristiano, Benzema, James, Bale, Ramos, Isco, Varane, Pepe. Tengo un equipo innegociable, pero sólo pueden jugar once, el resto se queda en el banquillo”, aseguró.

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    La declaración, aunque muchos fans del mexicano -incluida la prensa- la vieron con regocijo, llama más a la preocupación que al optimismo en el futuro de Hernández.

    Sus tres rivales directos en la lucha por un puesto en la delantera  también están en esa lista: Cristiano, Benzema y Bale.

    A Ancelotti, le ha salido la jugada, al Real Madrid también. “Chicharito” es el suplente ideal, el que todo técnico quiere. Difícilmente lo dejarán marchar. El Madrid es una empresa, si uno de los engranajes le funciona lo quieren, no importando el futuro y crecimiento del jugador. Para ellos es redituable, lo y los demás, incluyendo el propio “Chicharito” no importan. El Real Madrid tiene el cuadro de delanteros perfecto, tres al máximo nivel que se turnan la saturada agenda de juegos del club, y otro que les resuelve la vida cuando ellos no están, qué enorme y redituable contratación, ¿o no?

    Así, es probable que el conjunto blanco haga efectiva la opción de compra del mexicano. Si eso ocurre, el futuro del “Chicharito” seguirá siendo tan complejo y oscuro como lo ha sido desde que estaba con el Manchester United.

    Pero, por mínima que sea la posibilidad, siempre existe la otra opción. “Chicharito” ahora mismo y a su manera, como ya lo hizo Zamorano hace 21 años con otro técnico del Real Madrid, ha visto el balón en los pies de Ancelotti. Ha corrido con entusiasmo y mucho poder. Lo ha trabado con un exceso de fuerza y el técnico está volando por los cielos.

    Cuando caiga, no le buscará el rostró para preguntarle, como ya lo hizo Valdano con Zamorano,  “¿siempre entrenas así o sólo cuando odias a tu entrenador?”. La pregunta del italiano, y que ahora mismo muchos nos hacemos de distintas formas, será: “¿Eres un jugador salvaje?”.

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