Chile
El fútbol moderno ya no tiene lugar para dieces a la antigua como 'El Mago' Valdivia
El chileno pertenece a una especie en peligro de extinción: de los que saben dar la pausa en medio del frenesí.
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Jorge Valdivia es el último de una raza de genios del fútbol a la que también perteneció Juan Román Riquelme, a quien el balompié europeo jamás lo pudo apreciar como es debido.
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Valdivia surgió del Colo-Colo y en 'El Cacique' formó un equipo legendario junto a Humberto Suazo, Matías Fernández, Alexis Sánchez y Arturito Vidal.
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En el 2006 fue fichado por el Palmeiras de Sao Paulo donde la rompió. En Chile le dicen 'El Mago', pero en Brasil le dicen 'O Maguinho'.
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Siempre fue considerado como de lo mejor del fútbol chileno, pero solía tener problemas disciplinarios fuera de los campos que hacían pensar que se quedaría en eterna promesa.
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Entonces llegó Marcelo Bielsa y lo enderezó. Para 'El Loco', jugar con enganche a la antigua es fundamental para su idea de fútbol 100% ofensivo y por lo tanto necesitaba de un mago y de sus trucos.
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Es capaz de hipnotizar a sus rivales con su prodigioso dominio del esférico.
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Pero también es un imán de patadas y agresiones.
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Como Valdivia nunca fue considerado material adecuado para el veloz fútbol moderno de Europa, en Chile se creía que Matías Fernández (quien ahora milita en el AC Milán) sería más que 'El Mago'.
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Indiscutiblemente el Jogo Bonito a la brasileña es su hábitat natural: es ídolo del Palmeiras y estuvo dos veces en esta institución.
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Desafortunadamente, a los futbolistas creativos siempre los cosen a patadas.
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Las fotografías más abundantes sobre Jorge Valdivia son las de sus conducciones con el balón bordado a la bota y las de sus salidas del campo en camilla o en carrito.
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Tiene dos mundiales en su haber: el de Sudáfrica 2010 y el de Brasil 2014, donde le anotó gol a Australia en fase de grupos.
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Con Valdivia en el campo, Chile ha sido capaz de desplegar un juego ofensivo que combina velocidad y precisión.
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Podría decirse que el holandés Wesley Sneijder también pertenece a la misma clase de artistas incomprendidos como Valdivia y Riquelme.
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Los zagueros centrales deben hacerle una marca pegajosa para evitar que Valdivia se adueñe de la pelota.
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Increíblemente, Jorge Sampaoli dejó a Valdivia en la banca ante Brasil en el 2014. Chile cayó en penales y Valdivia era un disparo seguro.
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Para la Copa América 2015, sin embargo, Sampaoli le dio confianza y Valdivia se encargó de destrabar defensas muy encerradas con sus sutiles pelotas filtradas.
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Amigos de toda la vida: un mago y un rey.
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Aunque Messi porta la diez en el Barcelona y en Argentina, es un jugador muy distinto a Valdivia porque es más vertiginoso y letal, pero tiene menos arte y menos música que el chileno
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El hecho de ser víctima constante de la violencia ha vuelto a Valdivia un jugador rebelde que de vez en cuando también reparte candela para demostrar que ingenuo no es.
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James Rodríguez es otro que puede ser considerado un enganche de la misma raza de Valdivia y de Riquelme. Esto explicaría por qué el colombiano no es primera opción para Zidane en el Madrid.
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Como Zico o Ronaldinho, Valdivia siempre levanta la mirada para saber hacia dónde proyectar la distribución del juego.
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Domina a la perfección el toque con parte interna y por tal motivo irradia elegancia y cadencia.
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Ahora juega en los Emiratos Árabes, donde la historia no es muy distinta respecto a las patadas y los empujones.
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Tras Brasil 2014, se retiró de la selección, pero Sampaoli lo convenció de volver. Pizzi también lo tiene contemplado ya que Valdivia es único y cuando se retire se habrá extinguido el último diez auténtico.
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