Fórmula 1

    Cenicientas del deporte | Ayrton Senna, el brasileño que emocionó al mundo

    El piloto que se forjó una leyenda por su habilidad y forma de competir en la Fórmula Uno.

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    Ayrton Senna es uno de las grandes ídolos deportivos de Brasil y se hizo del respeto y admiración de los pilotos a nivel mundial en su paso por la Fórmula Uno.

    Pero tampoco es que haya sido un fácil ascenso, y hubo algunos nombres que le complicaron poder ascender como Rick Morris o el mexicano Alfonso Toledano.

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    Sus habilidades llamaron la atención de varios equipos, pero debutó finalmente en la Fórmula Uno con Toleman en la carrera de casa en 1984 y tras su quinta carrera demostró su valía en el Gran Premio de Mónaco, cuando por unas condiciones de lluvia intensa, terminó en segundo lugar sólo detrás de Alain Prost, con quien viviría la rivalidad más grande más adelante en su carrera y a quien, de hecho, pudo haber rebasado si no detienen la carrera con bandera roja.

    Su habilidad única en la lluvia le daba herramientas por encima del promedio, pues muchos pilotos no saben como manejar en condiciones de piso mojado, mucho menos con lluvia intensa.

    Además, tenía como ídolo deportivo a Juan Manuel Fangio, quien en su tiempo privilegió saber de mecánica para poder proteger el motor y el auto con el que competía y así logró hacer la diferencia.

    Ayrton, por su parte, era un super atleta, el primero en entrenar su cuerpo para competir, tanto así, que un par de tenis le duraban menos de un mes, pues todos los días corría al menos veinte kilómetros, y era un atleta en todo sentido.

    Fangio, cinco veces campeón mundial de Fórmula Uno dijo cuando Senna logró su tercer título, que era su digno sucesor, pues hasta entonces, el argentino era quien más coronas había conquistado.

    Senna fue conocido como el rey de Mónaco, pues es el único en la historia en ganar ahí en seis ocasiones, un récord que aún permanece.

    Senna sólo terminó seis de 14 carreras ese año debut, pero impresionó lo suficiente para llegar a Lotus, donde de ser noveno pasó a ser 4° en el mundial de pilotos los dos años siguientes, y para 1987 cuando el equipo cambió de motor Renault a Honda, se metió el tercer lugar.

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    En 1988 llegó a McLaren, quien utilizaba el motor japonés, conquistó su primer título venciendo a un piloto francés que había sido bicampeón de la F1 en 1985 y 1986 llamado Alain Prost, con quien no sólo compartió el equipo, sino que libró una batalla épica sobre las pistas, maestro y alumno, enemigos deportivos que llevaron a personalizar su antagonismo.

    Finalmente, logró coronarse en tres ocasiones y cuando Williams hizo campeón a Nigel Mansell con la Suspensión activa, McLaren no tenía mucho más que ofrecer al hambre del brasileño que buscó su salida por un cuarto título, pero tres carreras más tarde en ese fatídico Gran Premio de San Marino perdió la vida en un trágico accidente en el llamado fin de semana negro en la Fórmula Uno.

    Corrió diez años y tres carreras en su décimo primera temporada para sumar 161 carreras, 1 victorias y 65 pole positions.

    Alcanzó a marcar 19 vueltas rápidas y subirse a 80 podios.

    Eran otros tiempos, otros autos y otros competidores. Le tocó la evolución de los autos tubulares a los construidos de fibra de carbono, de los cambios con palanca a las cajas de velocidades electrónicas con paletas en el volante para subir o bajar marchas.

    Las pistas eran más peligrosas que ahora y se preocupó por la seguridad de sus compañeros pilotos y durante mucho tiempo fue la última muerte por causa de un accidente en la pista durante una carrera oficial de la Fórmula Uno.

    Idolatrado, admirado y respetado, es común ver el casco amarillo entre los pilotos que quieren ser como él, ganar cómo él… trascender como él, porque aunque hay muchas estrellas en el firmamento, cada una es única e irrepetible como el mismo Ayrton Senna.


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