De goles imposibles, rebuscados, que rayaban quizás en lo inverosímil. Enrique Borja se distinguió como uno de los artilleros insignia no solamente del Club América, sino también en la historia del futbol mexicano.De extracción de los Pumas de la UNAM, la llegada de Borja al conjunto de Coapa fue poco más que polémica. Pero rápidamente el goleador se abrió paso en medio del mar de incertidumbre que cuestionaba su llegada con los cremas.El “Cyrano” conquistó los corazones americanistas al lograr un tricampeonato de goleo individual que lo posicionó indiscutiblemente en el olimpo de la institución más exitosa del futbol mexicano. De estos logros, el segundo llegó un 15 de junio de 1972.Triunfo consecutivo de forma individual para Borja, el segundo de tres que lograría al hilo. El América, vigente Campeón en la temporada 1971-1972, llegaba al Estadio Azteca para disputar el último compromiso de la Fase Regular. El rival era el Irapuato.Con dos goles de Enrique Borja, las Águilas doblegaban por 4-2 a Freseros en el coloso de Santa Úrsula. Dos de esos goles fueron obra del artillero americanista en un encuentro que resultó todavía más especial para los cremas: se trataba del triunfo número 300 en la historia de la institución.Después de esta campaña, Enrique Borja lograría el Tricampeonato de goleo y, años después, también conseguiría su segundo título con el América (en la campaña 1975-1976); pero un día como hoy, 15 de junio, en 1972, el gran “Cyrano” ratificaba su condición de mejor delantero en el futbol mexicano.