El derechazo que marcó la vida de Lupe Pintor

José Guadalupe Pintor Guzmán nació el 13 de abril de 1955 en los suburbios de la Ciudad de México. Tuvo una infancia plagada de carencias y violencia intrafamiliar. Eventualmente huyó de su hogar para vivir un tiempo en las calles de la Ciudad de los Palacios.

Los golpes que la vida le propinó en sus años de juventud lo llevaron a practicar box en un gimnasio en la Colonia Tacubaya. Él y los promotores de entonces, al darse cuenta del innegable talento del ‘Héroe de Cuajimalpa’, llevaron su talento al profesionalismo.

Entre 1974 y 1986 no había quien le hiciera sombra; fue invencible. Uno de sus combates más recordados fue ante Carlos Zárate en 1979. Disputaban el Campeonato Mundial y el de Cuajimalpa se llevó el polémico combate por decisión dividida.

Exactamente cinco años antes del gran terremoto de la Ciudad de México llegó el combate que le cambió la vida, la pelea que jamás olvidaría. La cita para defender el título fue en el Auditorio Olímpico de Los Angeles, Estados Unidos; el oponente fue un galés.

Los primeros asaltos fueron para el galés, pero el ‘Grillo de Cuajimalpa’ fue de menos a más. Owen besó la lona en el noveno round y Lupe continuó castigándole. No pararon el combate y el accidente llegó.

Johnny Owen, quien llegó al pleito con sólo una derrota en su haber, aguantó doce rounds ante el mexicano. Pintor le propinó un derechazo sobre la quijada y el galés se fue a la lona, inconsciente. Su carrera quedaría salpicada de forma permanente con la sangre del galés.

Johnny pasó 5 minutos inconsciente sobre el ring. Sacaron el cuerpo en camilla hasta llegar a la ambulancia. Intervinieron al púgil de un coagulo en el cerebro y después cayó en coma. El galés falleció el cuatro de noviembre de 1980.

Con la profunda cicatriz que el accidente le dejó, el mexicano pudo continuar con su carrera apoyado por la familia de Owen. “Si yo volviera a nacer, sería boxeador”, declaro. Se retiró a los 40 años.

Aunque el terrible suceso fue uno de los golpes de vida más duros que ha recibido el campeón gallo y super gallo, demostró su entereza al acompañar a la familia del galés a su develación de placa en 2002.

El campeón del ring, de las calles y de la vida vio frustrado su sueño de representar a México en Juegos Olímpicos. Sin embargo, siempre estuvo comprometido con la disciplina del boxeo. Japón, Tailandia, Corea y Estados Unidos tuvieron la dicha de presenciar sus grandes combates defendiendo sus títulos.

Trascender en el boxeo después de vivir su infancia en condiciones precarias y haber formado una familia, son sus más grandes orgullos. Se retiró a los 40 años y forma parte del Salón de la Fama del Boxeo internacional.