La renuncia de Robert Dante Siboldi a Tiburones Rojos de Veracruz es simplemente la culminación a un proyecto que nunca debió tomar en sus manos, pese a que el uruguayo se marcha con la frustración de haber fracasado, con un equipo que supuestamente él mismo diseño y armó. Siboldi quien apenas hace poco menos de un año se consagraba como campeón de la Liga MX en el Clausura 2018 con Santos Laguna, pronto se encontró con una muy distinta realidad, pues meses después fue despedido de los Guerreros con argumentos nada claros, ni convincentes.En diciembre pasado escuchó el “canto de las sirenas” durante la plática que sostuvo con el dueño de los escualos, Fidel Kuri Grajales, y salió de esa reunión no sólo atraído, sino convencido de que había dado un paso importante y positivo en su carrera, al aceptar dirigir a un equipo sentenciado al descenso.Defendió hasta el último momento al propietario, él quizá tiene un concepto totalmente diferente de Kuri Grajales, respecto al de muchas otras personas, además que siempre estuvo y estará agradecido porque le dio la oportunidad de continuar su carrera como entrenador.Lastimosamente las cosas fueron totalmente adversas para Siboldi, quien en la pretemporada del equipo en las instalaciones de la Federación Mexicana de Futbol (FMF), buscaba poner sobre la mesa todo tipo de argumentos para justificar su llegada al equipo del puerto, subrayando constantemente que era un buen reto en todos los aspectos. Robert se ha marchado del club veracruzano con las manos vacías, y con una pesada loza, porque más allá del descenso sufrido, todo indica que no fue capaz de poner orden y hacer entender al futbolista a su cargo de todo lo que estaba en juego, o posiblemente su peor pecado era que siempre mostraba estar más con la dirigencia que con el plantel.Pero más allá de cualquier hipótesis que se pueda sacar o especular, todo indica que la realidad veracruzana, es simplemente la cosecha de lo sembrado en todos los aspectos, siendo la principal responsable de este fracaso, la misma directiva que ahora busca dar todo tipo de golpes para salir lo menos señalada ante el hundimiento.