El Leganés y el Celta de Vigo empataron sin goles en Butarque tras un enfrentamiento con pocas ocasiones de gol en el que el miedo a la derrota pesó más que las ansias de victoria.Los locales llegaban con la salvación virtualmente cerrada pero no certificada y para ello era necesario el triunfo y al día siguiente otro del Sevilla en Girona.Dicho así sonaba sencillo. El problema es que para empezar a solucionar la ecuación el primer paso era hincarle el diente al Celta, un rival en progresión ascendente que multiplica sus opciones de salvación cada vez que suma. Consulta la ficha técnica de este partidoEl anfitrión, impulsado por sus alas con los incisivos Nyom y Jonathan Silva, generó incertidumbre por medio de centros laterales al área que intentaban bajar del cielo como buenamente podían los miembros de una tripulación de cabeceadores liderada por En-Nesyri, con Braithwaite o Vesga como auxiliares de vuelo.No era suficiente para acercarse al gol ante los vigueses, cuyo objetivo era terminar a toda costa los ataques que tuvieran para evitar una contra. De esta manera sus acercamientos más relevantes fueron dos tiros lejanos de Jozabed y Boufal. Ejecutados con más fe que precisión, ambos se marcharon desviados.Solo un posible penalti por mano del cuadro gallego, que Martínez Munuera decidió no revisar haciendo uso del VAR, subió las pulsaciones de los presentes hasta que llegó el descanso.Y tal como se fue la primera parte, en silencio, volvió la segunda. Durante veinte minutos apenas sucedió algo reseñable al margen de que los visitantes parecían encontrarse algo más cómodos sobre el rectángulo de juego ante un contrincante en duermevela en el que el más espabilado era el nigeriano Kenneth Omeruo.Por el Celta de Vigo, Néstor Araujo fue titular y jugó los 90 minutos; Diego Reyes no salió ni a la banca con el Leganés.