El futbol mexicano está lleno de historias increíbles e incomprensibles. Una Liga que ha sido catapulta de jugadores extranjeros, que tras su pasó por el balompié de nuestro país, se abrieron camino para brillar en el Viejo Continente, como el caso de Mauro Camoranessi, Agustín Delgado, Hugo Rodallega, Emanuel Villa o Ener Valencia, solo por mencionar a algunos.De igual forma ha sido una Liga que sirvió para que algunos otros, ya consagrados vinieran a deleitarnos con su ya reconocido talento como Iván Zamorano, Bebeto, Claudio López y recientemente André Pierre-Gignac.También hay otros que pasaron sin pena ni gloria. A los que llamamos ‘Los ilusionistas del futbol mexicano’.Es el caso del brasileño Marco Aurelio dos Santos ‘Macula’.Este jugador brasileño llegó para el Atlante en el Invierno 96. El conjunto de los Potros luchaba por mantener la categoría, con serios problemas de descenso. La directiva no escatimó en gastos para reforzar al equipo. Empezó por traer a un técnico de gran nombre como Miguel Mejía Barón, además de jugadores como Tiba, quien en ese momento fue el más caro que se negoció en el régimen de transferencias.De entre los mexicanos destacaban los nombres de Félix Fernández, Jorge Campos, Juan de Dios Ramírez Perales, Ignacio Ambriz y Luis Robero Alves ‘Zague’.La nómina de extranjeros la complementaron Horacio Humoller, Félix Martín Ubaldi y el rumano Miodrag Belodedici.Se especulaba que la última plaza de foráneo sería cubierta nada más ni nada menos que por el ‘Maradona de los carpatos’ el rumano Gheorge Haghi, al final este fichaje no se dio y en la cartera de la directiva como ‘Plan B’, estaba el nombre de Marco Aureliio dos Santos ‘Macula’, un joven brasileño que tras su debut en el brasileirao con el Bangú, jugó para Palmeiras y Vasco da Gama.Sus condiciones físicas y futbolísticas no estaban en duda, era un jugador con buenas condiciones y con potente disparo, pero para nada fue la gran figura que le quisieron vender a los directivos del conjunto azulgrana.Su mayor virtud, según comentan algunos de sus excompañeros, no estaba precisamente dentro del campo. Un jugador de carácter alegre, amante de la noche y la fiesta. “Excelente bailarín”, dirían algunos.Esto se vio reflejado en su rendimiento. Era evidente que un jugador con estas “cualidades” no tendría cabida en el estilo de juego y disciplina de un técnico como el doctor Mejía Barón.Estuvo en siete partidos con los Potros de Hierro, solo uno como titular; 206 minutos, no tuvo tiempo siquiera de ser amonestado.Evidentemente en el buen torneo de Atlante, que terminó líder, para después ser eliminado en Cuartos de Final por Toros Neza, Macula tuvo poco o nada que ver. Al finalizar la campaña regresó a Brasil para militar en un equipo de Segunda División, tuvo una nueva oportunidad de trascender con el Emelec de Ecuador, pero al igual que en México, simple y llanamente, fracasó.